Cuatro mujeres ocupan por primera vez las principales portavocías del Congreso español

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ESPAÑA.- Los cuatro principales grupos parlamentarios del Congreso tendrán a mujeres como portavoces. Nunca se había dado esta circunstancia que, aunque tenga algo de azar, es también el fruto de la apuesta sistemática de los partidos por tener a las mujeres en primera línea, de las leyes y de las cuotas, de la lucha social por la igualdad entre sexos y del rédito electoral que proporciona a las formaciones, según razones que exponen políticos y expertos, publicó El País.

Adriana Lastra, portavoz del Grupo Socialista; Cayetana Álvarez de Toledo, del Popular; Inés Arrimadas, portavoz de Ciudadanos, e Irene Montero, portavoz de Unidas Podemos, ocupan el primer puesto de los cuatro grandes grupos parlamentarios. A ellas hay que sumar a las portavoces de tres de los partidos que componen el Grupo Mixto: Laura Borràs, al frente de Junts per Catalunya; Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, y Ana Oramas, de Coalición Canaria.

No es de extrañar que se haya llegado a esta situación al tener España el Congreso más paritario de Europa, con un 47% de mujeres, un porcentaje superior incluso al de los países escandinavos. “Las leyes y las cuotas han propiciado la presencia de mujeres, por lo que las probabilidades de que estén en puestos de primer nivel aumentan”, señala Pablo Simón, profesor de Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid. Cuotas y leyes para la representación en las candidaturas en las que el PSOE y Unidas Podemos han ido más allá de su letra, al establecer listas cremallera.

En lo que respecta a la presencia de las mujeres, la política no va por detrás de la sociedad, como sí puede ocurrir en otras facetas, según reconocen los propios partidos. El PSOE reafirma su apuesta desde hace muchos años por las leyes de igualdad y, desde luego, por las cuotas.

“El hecho de que cuatro mujeres ostenten el liderazgo de los cuatro principales grupos políticos en el Parlamento refleja que la principal institución de nuestra democracia apuesta decididamente por la igualdad y por el protagonismo creciente de la mujer en el ejercicio del poder político”, constata el secretario general del Grupo Socialista, Rafael Simancas.

“Una buena noticia, más allá de la valoración desigual que se pueda hacer sobre la trayectoria de cada una de estas portavoces. Los socialistas estamos muy orgullosos del gran trabajo que realiza Adriana Lastra”, apostilla Simancas.

Las trayectorias de cada una de ellas son diferentes, pero en el caso de la portavoz socialista, su dedicación a la política fue muy temprana, ya que ingresó en la ejecutiva de su partido en Asturias a los 20 años recién cumplidos.

Una vocación muy similar ha tenido la portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero. Con otro lenguaje se expresa el PP —que el martes oficializó el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo— respecto a los puestos de responsabilidad de las mujeres. El partido nunca ha estado a favor de las cuotas y en su discurso siempre ha prevalecido la idea de resaltar el mérito y la capacidad como fundamentos para el reconocimiento de las mujeres.

“En el caso del PP es signo de normalidad absoluta; no es nada extraordinario”, señalan fuentes de la dirección. A Álvarez de Toledo ya la precedieron como portavoces parlamentarias Dolors Montserrat y antes Soraya Sáenz de Santamaría, —luego vicepresidenta del Gobierno— que en esos años tuvo de contrincante en la portavocía socialista a Soraya Rodríguez.

Se ha dado “la circunstancia afortunada” de que ha coincidido el nombramiento de estas cuatro mujeres, pero lo esencial ha sido la discriminación deliberadamente positiva. Y, diez años después, este es el fruto, reflexiona Ignacio Varela, consultor y analista político. La promoción sistemática de las mujeres en puestos de responsabilidad las ha hecho más visibles, añade.

También la presidenta

“Con mujeres en segundos niveles es más fácil que lleguen a los primeros”, explica Pablo Simón. “La política se basa en redes de confianza y propicia que se elija a los amigos, pero con mujeres en segunda fila se ha incrementado que pasen al primer nivel”, afirma.

Todos los consultados resaltan la importancia de que los partidos hayan designado como portavoces a mujeres y que el Congreso lo presida la socialista Meritxell Batet, como también antes lo dirigió la popular Ana Pastor, y mucho antes, su compañera de partido Luisa Fernanda Rudi. Pero introducen matizaciones. “Es relevante desde la perspectiva de la visibilidad de su actividad en política y de sus capacidades de liderazgo y gestión”, apunta Argelia Queralt, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona. Pero eso “no garantiza que la actividad parlamentaria vaya necesariamente a ganar en perspectiva de género”. Y aclara: “Una cosa es la visibilidad y la potencial paridad, como exigencias democráticas, y otra, las políticas feministas”.

Queda mucho por recorrer para la “igualdad real”, pero se ha avanzado mucho, señalan fuentes de la dirección de Ciudadanos. En su apuesta por el talento femenino citan a Inés Arrimadas, pero también a Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, y a la recién elegida Lorena Roldán como líder en Cataluña. El “rédito electoral”, es otra de las razones, que esgrime Pablo Simón para explicar que los partidos, liderados por hombres, potencien la presencia de mujeres.

Solo con leyes no se conseguirá la igualdad real, “pero sin ellas tampoco, y el mundo político debe servir de ejemplo a la sociedad”, afirma la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. En la elección de estas cuatro mujeres como portavoces, Batet da por seguro que sus grupos han considerado “su valía por encima de la de sus compañeros hombres”.

En todo caso, las mujeres tienen derecho a dar a conocer su talento, su capacidad de liderazgo e incluso, dice Argelia Queralt, también editora de Agenda Pública, “sus carencias, como tantos de ellos”. (Fuente: El País)

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