El amor en tiempos de la Guerra de Castas: los vericuetos de Esteban Cen | Por Gilberto Avilez Tax

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En las innumerables correrías que los de Chan Santa Cruz realizaron en la segunda mitad del siglo XIX contra los pueblos de frontera yucateco, está la historia del enamoradizo Esteban Cen, indígena maya del pueblo de Tahdziu. A Esteban Cen, los de Santa Cruz lo atraparon trabajando su milpa, en la invasión que hicieran a ese pueblo los santacruceños para febrero de 1879 con una tropa numerosa de 600 hombres.

La familia de Cen también se encontraba en la milpa, pero solamente a Cen y a una hija lograron atrapar. En su milpa, a una legua de Tahdziu, Cen repentinamente se encontró rodeado por “una turba considerable de indios”. Amarrados fuertemente, Cen y su hija, junto con otros 13 cautivos del pueblo, fueron conducidos por un “picado” bajo del monte hasta desembocar en el pueblo fantasma de Ichmul; desde ahí pasarían a Sabán, otro pueblo lleno de fantasmas por la prolongada guerra de castas fronteriza, donde tomaron un camino hasta Santa Cruz, llegando a los siete días de la invasión al pueblo de Tahdziu. En el cabo del cuartel rebelde de Santa Cruz, el hombre de mil batallas, “el martillo de Yucatán”, Crescencio Poot, los esperaba:

[…] salió Crescencio Poot con una cruz a recibir a los incursionadores, y en aquel acto los titulados oficiales, prosternados, besaron los pies de dicho Poot, y en seguida los condujeron á la plaza principal, en donde, después de recogido el parque á la fuerza, se le retiró á atender sus sementeras, emplazándola para después de la siembra de aquellas, á fin de ocupar los pueblos de Tixualahtún y Tahdziu y los ranchos Balancob, Yaxcopil y otros en circunferencia de esta cabecera [de Peto].

A los capturados se les pasó en un calabozo, donde los sacaban por las mañanas y las tardes a desyerbar la plaza principal, sin maltratarlos. A los 15 días de su estancia en Santa Cruz, los cautivos fueron repartidos entre los capitanes rebeldes. Cen y su hija pasarían a trabajar en el rancho Sahcabchén, del comandante rebelde Victoriano Vitorín, donde se criaban cerdos para, al parecer, vender en los pueblos de Honduras Británica. Cen aprovechó un viaje que Vitorín efectuó para vender cuatro cerdos, para fugarse con su hija, recorriendo el camino que habían transitado los rebeldes para llevarlos a Santa Cruz. La travesía del regreso de Cen y su hija duró 9 días, sustentándose del pan que Cen día a día había economizando.

Días después de la declaración de Cen, el 22 de abril de 1879, el jefe político del partido de Peto, Nazario Novelo, manifestaba al gobernador que un día antes, el jefe principal de las Colonias militares le dirigió un oficio en el que le informaba que tenía noticias de que Cen había vuelto solamente “en busca de su esposa para regresar a Chan Santa Cruz”, por lo que le rogaba a Novelo que ponga de inmediato “a disposición del Comandante militar de esa plaza” a Cen, a fin de proceder contra él.

En su respuesta al jefe de las Colonias militares, Novelo salió en defensa de Cen, porque, en su concepto, las noticias vertidas contra Cen eran simples “especies” falsas propaladas por un periódico. Novelo refirió que “sin vacilar lo pondría a disposición de usted si las especies consignadas en la parte de Gacetilla del periódico titulado ‘El fronterizo’ que vio la luz pública el 19 del presente mes fuesen ciertas”. Novelo manifestó que, al enterarse de lo dicho por la gacetilla de El fronterizo, inmediatamente comisionó al Juez 2º de paz de Peto para practicar las diligencias necesarias:

[…] y de las catorce declaraciones tomadas á personas de entero crédito, aparece que al segundo día de hallarse Cen en esta Villa, empezó á pedir a su esposa un real para continuar bebiendo aguardiente, y como ésta se lo hubiese negado, de resentido Cen le dijo que no creyere que por ella había hecho un esfuerzo por fugarse, sino por una concubina con la cual la celaba a dicha su esposa.

Novelo terminaba la defensa del enamoradizo Cen, diciendo que todo era un burdo embrollo de faldas, y que era lo contrario a lo que había publicado el referido periódico, y que no había lugar para proceder contra Cen, quien seguramente para estar más resguardado de posibles incursiones de los de Santa Cruz, había pasado su domicilio de Tahdziu a Peto con toda su familia, donde “la opinión pública le es favorable”.

Fuentes:
Jefatura política de Peto, declaración de Esteban Cen, 8 de abril de 1879. La Razón del Pueblo, 16 de octubre de 1879.

AGEY, Poder Ejecutivo, sección jefatura política de Peto, serie Milicia, Nazario Novelo comunica al gobernador noticias contra Esteban Cen, c. 339, vol. 289, exp. 10 (1879).

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