Ana Belén Montes, estadounidense que espiaba para Cuba, saldrá libre tras 20 años de cárcel

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CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Ana Belén Montes, una mujer menudita y pálida, logró lo que pocos en la historia: se infiltró en los círculos de seguridad más altos del gobierno de Estados Unidos, logró obtener información confidencial y de alto secreto que inmediatamente envió a las autoridades cubanas. Lo que sólo unos cuantos saben es que la operación comenzó a fraguarse en las calles de la Ciudad de México, publicó Milenio.

Finalmente, y después de pasar 20 años en prisión, la espía cubana que marcó un antes y un después en las labores de espionaje internacional, saldrá de prisión el próximo 8 de enero, y en los documentos a los que Milenio tuvo acceso, se revelan detalles de cómo ella y su camarada, Marta Rita Velázquez, tenían sus encuentros en este país.

La historia de Ana Belén no existiría sin una joven puertorriqueña llamada Marta Rita quien, según los documentos, se graduó de la Universidad de Princeton en 1979, con una licenciatura en Ciencias Políticas y Estudios Latinoamericanos. Una espía insospechada.

Fue ella quien la reclutó para ser parte del Servicio de Inteligencia de Cuba. Mientras era estudiante en Washington, a principios de la década de los 80, Velázquez hizo una fuerte amistad con Ana Belén, según sus declaraciones. Ambas compartían puntos de vista similares sobre las políticas de Estados Unidos en el conflicto de Nicaragua.

Fue así como formaron parte de una las historias de espionaje más rocambolescas de Estados Unidos. Marta logró colocarse como abogada de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) del Departamento de Estado en 1989, mientras que Ana Belén Montes se hizo analista superior de inteligencia en la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés).

Según las acusaciones, el primer encuentro con los cubanos lo tuvo la espía Marta Rita y sucedió en la Ciudad de México. Fue aquí donde arrancó la misión, cuando en septiembre de 1983 viajó ilegalmente a México.

Según las autoridades estadunidenses, en ese momento viajó desde Washington hasta la capital mexicana, donde se reunió en la clandestinidad con agentes de inteligencia de Cuba, en ese entonces al servicio del presidente de la isla, Fidel Castro.

Un año después, en 1984, las reuniones con altos mandos de inteligencia cubana se trasladaron a la ciudad de Nueva York.

Nace una espía

Según los documentos judiciales, Ana Belén nació el 28 de febrero de 1957 en Alemania, en una instalación militar en Núremberg.

Tras ser reclutada, Montes tuvo acceso a información clasificada de DIA y se desempeñó como agente hasta su arresto en 2001. Durante su permanencia en la agencia de la Defensa, Montes reveló las identidades de los oficiales de inteligencia de Estados Unidos y proporcionó información clasificada de defensa al gobierno cubano.

Entre la información secreta que obtuvo se encontraron métodos de inteligencia, criptología, planes militares, vulnerabilidades y capacidades de sus sistemas, instalaciones y proyectos.

Su arma fue una computadora Toshiba, que más tarde agentes del FBI le interceptaron. En ella encontraron grandes cantidades de páginas con textos en español que habían sido borrados por la espía.

Los porqués

El pasado 22 de julio de 2022 finalmente se hizo pública la transcripción del día en que Ana Belén fue sentenciada, el 16 de octubre de 2002, cuando apareció frente al juez Ricardo Urbina, en la Fiscalía del Distrito de Columbia, en Washington.

Se empezó con la lectura del caso criminal, uno que se convertiría en histórico: el 2002-131. Ahí el fiscal reveló que Ana Belén había cooperado sin reservas, y aprovechó el momento para un autoelogio del “excelente trabajo de los agentes de contrainteligencia de este país que destaparon este caso”.

Pero, finalmente, Ana Belén habló: “Señoría, participé en la actividad que me trajo ante usted porque obedecí a mi conciencia, antes que a la ley. Creo que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel, injusta y profundamente antipática. Y me sentí moralmente obligada a ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos por imponer nuestros valores y nuestro sistema político”.

El juez respondió enérgico: “Gracias. No voy a decir mucho. Yo pienso que todo ha sido dicho. Hoy es un día muy triste. Es un día muy triste para usted señora Montes, para su familia, para sus seres queridos, y para cada estadunidense que sufre la traición de un compatriota. En mi mente, si no puedes amar a tu país, entonces, por lo menos, no deberías hacerle ningún daño”.

Hoy Ana Belén Montes tiene 65 años y se encuentra recluida en el Centro Médico Federal Carswell en Fort Worth, Texas.

Los documentos de liberación revelan que tendrá que pasar 24 horas vigilada durante cinco años en libertad condicional, además hará 500 horas de servicio comunitario. Debido a sus antecedentes en labores de espionaje le fueron impuestas severas restricciones.

Por ejemplo, la espía deberá presentarse a exámenes periódicos y, por parte de la oficina de libertad condicional, se harán recuperaciones y copias sin previo aviso de todos los datos en su computadora.

Montes permitirá la instalación de cualquier hardware o sistemas de software para monitorear el uso de su computadora y pagará por el costo de esos equipos y programas. Tampoco podrá utilizar ningún dato técnico o software para encriptación y se abstendrá de acceder a cualquier material que se relacione con la actividad a la que se dedicaba durante el espionaje, entre otras cosas.

Mientras que en 2013 su amiga y espía, Marta Rita Velázquez, fue acusada de cargos de haber espiado para el gobierno norteamericano. Actualmente se desconoce su paradero, aunque medios cubanos han reportado que se encuentra en Estocolmo, Suecia. (Fuente: Milenio)

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